viernes, 7 de noviembre de 2014

Autoconcepto

 

 

El autoconcepto son las representaciones mentales que los individuos tienen acerca de sí mismos. Al igual que las personas tienen representaciones de otras personas (p.ej., cómo son los adolescentes), lugares (cómo es la ciudad de Chicago) y sucesos (cómo es el carnaval de Nueva Orléans), también tienen representaciones mentales de sí mismas (cómo soy yo). El autoconcepto se construye a partir de las experiencias y de las reflexiones acerca de tales experiencias.
A fin de construir el autoconcepto, las personas prestan atención a la realimentación que reciben en sus actividades cotidianas y que revela sus atributos, características y preferencias personales. Los componentes básicos que las personas utilizan para construir y definir el sí mismo provienen de experiencias vitales específicas, como las siguientes:

• Durante una discusión de grupo, me sentí incómodo y cohibido.
• En el viaje escolar al zoológico, no hablé mucho.
• Durante el almuerzo, evité sentarme con los demás.
 • Durante el Maraton me senti muy bien.


En momentos de reflexión, las personas no recuerdan los cientos de experiencias vitales individuales. Más bien, agrupan estas experiencias para formarse conclusiones generales. Al paso del tiempo, las personas traducen la multitud de experiencias específicas en una representación general del sí mismo (p. ej., dada mi experiencia de cohibición en los grupos, en el zoológico y durante el almuerzo,
me percibo a mí mismo como “tímido”).
Es esta conclusión general (“soy tímido”), más que las experiencias específicas (en grupos, en el zoológico, durante el almuerzo), lo que la gente recuerda con facilidad y utiliza como componente fundamental para construir y definir su autoconcepto.


 Autoesquemas

Los autoesquemas son generalizaciones cognitivas acerca del sí mismo que son específicas a un dominio y que se aprenden de las experiencias pasadas ).
La generalización anterior acerca de ser tímido ejemplifica un autoesquema. Ser tímido es tanto específico del dominio (relaciones con otros), como aprendido a partir de experiencias pasadas (durante discusiones grupales,visitas escolares y conversaciones en la cafetería).
Ser tímido no representa el autoconcepto, pero sí representa al sí mismo en un dominio en particular: en las relaciones que uno tiene con los demás.

En el atletismo, un estudiante de nivel medio superior construye un autoesquema específico del dominio al analizar las experiencias de la semana y al recordar que llegó en último lugar en la carrera de cien metros, que abandonó un recorrido de una milla a causa del cansancio y sus repetidos choques contra la barra en la competencia de salto de altura. Sin embargo, en un dominio distinto, tal como la escuela, el mismo alumno tal vez recuerde su buena calificación en un examen, haber contestado todas las preguntas que planteó el maestro y que se haya aceptado uno de sus poemas para su publicación en el periódico escolar. A la larga, si las experiencias en atletismo y en la escuela son lo suficientemente consistentes y frecuentes, el estudiante generalizará un sí mismo que es, en gran parte, incompetente en atletismo, pero hábil en la escuela.
Estas generalizaciones (atléticamente inepto, intelectualmente superior) constituyen autoesquemas adicionales en distintos dominios.


 El autoconcepto es una colección de autoesquemas específicos en diferentes dominios. Los autoesquemas que se incluyan en la definición del autoconcepto serán aquellos correspondientes a los dominios vitales que le sean más importantes a la persona .

Por ejemplo, los principales dominios vitales durante la infancia temprana incluyen en forma típica competencia cognitiva, competencia física, aceptación de los pares y comportamiento conductual .

En la adolescencia, los dominios vitales de mayor importancia por lo general incluyen la competencia escolar, la competencia atlética, la apariencia física, la aceptación de los pares, las amistades cercanas, las relaciones románticas, las relaciones con los padres, la moralidad y el sentido del humor.
Lo que muestra esta enumeración de principales dominios vitales es el rango de autoesquemas que cualquier persona individual tiene mayor probabilidad de poseer en distintas etapas de su ciclo vital. Los dominios vitales específicos varían de persona a persona, pero éstos ilustran la típica estructura del autoconcepto según la edad .


Propiedades motivacionales de los autoesquemas



Los autoesquemas generan motivación de dos maneras.
Primero, los autoesquemas, una vez formados, dirigen el comportamiento del individuo en formas que evocan una realimentación consistente con los autoesquemas establecidos; es decir, a causa de que la persona se considera tímida, dirigirá sus conductas futuras en dominios interpersonales que produzcan la realimentación que confirme su opinión acerca de su timidez. Las personas tímidas se comportan de maneras tímidas y así reciben la realimentación social de que son tímidas, del mismo modo que las personas graciosas se comportan de forma graciosa y reciben la realimentación social que confirme que lo son. Esto es así porque los autoesquemas dirigen la conducta en formas que confirmen nuestra propia opinión establecida. En contraste, la realimentación que sea inconsistente con el autoesquema establecido producirá una tensión motivacional. En pocas palabras, cuando las personas se comportan en formas consistentes con sus autoesquemas, experimentan alivio a causa de la consistencia y la confirmación propia; cuando se comportan en formas inconsistentes con el autoesquema, experimentan tensión a causa de la inconsistencia y la falta de confirmación
propia.
La idea básica tras la consistencia de los autoesquemas es que si a la persona se le dice que es introvertida cuando cree que es extravertida, tal realimentación contradictoria generará una tensión motivacional; la tensión motiva  al sí mismo a restaurar la consistencia. Un extravertido que recibe la noticia de que es introvertido, dirige su comportamiento hacia la comprobación de que en realidad es extravertido.
Así, las personas se comportan en formas consistentes con sus autoesquemas para evitar sentir una tensión motivacional aversiva. Si la prevención no funciona, entonces las personas se comportarán en formas que restauren la consistencia con sus autoesquemas.
Segundo, los autoesquemas generan la motivación para dirigir al sí mismo actual hacia el sí mismo futuro deseado. De manera muy similar al proceso de creación de discrepancias en el establecimiento de metas , un sí mismo ideal posible inicia la conducta dirigida a la meta. Así, el estudiante que quiere convertirse en actor inicia las acciones que considere necesarias para llevar al sí mismo de ser un “estudiante” a convertirse en “actor”.

Ser estudiante” constituye el sí mismo actual, mientras que ser “actor” constituye el sí mismo ideal.
La búsqueda de sí mismos ideales posibles es un proceso motivacional fundamentalmente diferente al de empeñarse por conservar una opinión propia consistente.
La búsqueda de sí mismos potenciales es un proceso de establecimiento de metas que invita al desarrollo del autoconcepto (véase la sección “Sí mismos potenciales”), mientras que la búsqueda de una opinión propia consistente es un proceso de verificación que preserva la estabilidad del autoconcepto (Un “Sí mismo consistente”).



Johnmarshall Reeve











No hay comentarios:

Publicar un comentario