lunes, 17 de noviembre de 2014

Cómo el diálogo puede transformar tu vida

 

 

Hemos llegado al final de una etapa de la cultura. Ya no disponemos de una literatura o un arte que pueda ayudarnos a inventar el tipo de conversación que necesitamos si queremos superar la reiteración de nuestra impotencia y confusión. Las descripciones de la desesperación, la incoherencia y la violencia nos vuelven aún más impotentes. Durante casi un siglo, se nos ha educado para creer en las virtudes de la introspección. Pero seguir planteando la vieja pregunta de <<¿quién soy?>> no puede ayudarnos a avanzar. Por muy fascinante que se considere uno mismo, existe un límite para lo que uno puede saber de sí mismo. Las otras personas son infinitamente más interesantes y tienen infinitas más cosas que decir.
Especialmente ahora en que la gran inspiración de la generación actual es otorgar a los dos sexos los mismos derechos y el mismo respeto. La conversación es el mejor medio para crear las condiciones para esto: mejor que las leyes, porque las leyes no pueden cambiar las mentalidades y la conversación sí puede. No puede existir una conversación satisfactoria sin respeto mutuo. El respeto revela la dignidad de los demás. Empecemos por la vida privada y otras formas de igualdad y se acabarán extendiendo por la vida pública.
Por eso necesitamos modelos de cómo la conversación desarrolla la igualdad, modelos creados por un esfuerzo conjunto de hombres y mujeres. Sabemos muchísimo sobre cómo pueden ir mal las relaciones. Resulta mucho más duro demostrar cómo pueden ir bien, sin arrogancia o ingenuidad ni el temor a que una vez analizado el amor, este pierda su magia. Necesitamos un tipo nuevo de novela y películas que creen la visión de cómo las personas pueden vivir juntas como iguales, con humor. Todas las civilizaciones anteriores han tenido modelos de vida virtuosa. Pero para nosotros no tienen sentido porque parecen sorprendentemente aburridas. No obstante, existe un número creciente de personas que, en privado, están haciendo algo verdaderamente interesante y excitante al intentar darse valor entre ellas. Están haciendo algo nuevo, porque esta es la primera vez en la historia en que hombres y mujeres han recibido una educación similar y realizan los mismos trabajos. No hay nada más difícil que conseguir la confianza sin arrogancia. Esta es la base de todos los logros que valen la pena. Necesitamos un arte que muestre cómo crece el coraje. Y si los artistas famosos están demasiado atormentados para saberlo, entonces tendremos que hacerlo sin ellos, para darnos cuenta de que también nosotros somos artistas, aunque humildes, y que generar una conversación entre iguales es, en este momento, el arte supremo.
Nuestros ancestros creían que podían ser valientes al imitar a héroes valientes. Nosotros tenemos demasiada conciencia de nuestra fragilidad para hacer lo mismo y por eso hemos pasado a identificarnos con los antihéroes. Creo que el héroe de nuestra generación no es el individuo, sino la pareja, porque dos personas juntas suman más de lo que son por separado. El teatro más inspirador de la actualidad tiene lugar en nuestros hogares, cuando las conversaciones improvisadas nos dejan sentir que los seres humanos no somos sólo criaturas despreciables, sino que también podemos ser inspiradores, valientes y esperanzados. A veces ocurre, aunque nos gustaría que aconteciera con mayor frecuencia. Necesitamos cineastas que nos expliquen cómo puede ocurrir, sin sentimentalismo ni complacencia. Las películas pueden tener un efecto revolucionario en nuestras conversaciones. Por primera en la historia podemos vernos como nos ven los demás. 
Nuestras conversaciones privadas marcan una diferencia en el mundo. Una relación puede empezar química o románticamente, pero la conversación le añade algo infinitamente precioso. Cuando nuestras ideas se enfrentan y se transforman mediante el intercambio verbal, adquirimos conciencia de todo lo que debemos a los demás, de lo mucho que un compañero puede contribuir al propio desarrollo intelectual, moral y emocional, aunque uno siga siendo una persona individual y única. En el ámbito privado es donde se aprende mejor a aceptar las críticas. Dos individuos, conversando con honestidad, pueden sentirse inspirados por el sentimiento de que están unidos en una empresa común con el objeto de inventar un arte de vivir juntos que no se ha intentado antes.

theodore zeldin

 

jueves, 13 de noviembre de 2014

Estrés y afrontamiento

 

El término estrés se refiere a experiencias emocionales negativas con cambios conductuales, bioquímicos y psicológicos que están relacionados con retos agudos o crónicos percibidos. Los factores estresantes son eventos que estimulan estos cambios. No obstante, una situación desencadenante del estrés para una persona puede ser un evento neutral para otra. Para que una cierta situación sea estresante depende de cómo se aprecia un evento y como se califica la habilidad para manejarlo. Además de los efectos psicológicos, el estrés también tiene múltiples consecuencias corporales.
Las personas difieren no sólo en los sucesos de la vida que experimentan, sino también en la vulnerabilidad que tienen ante éstos.
La vulnerabilidad al estrés de una persona está condicionada por su temperamento, resiliencia, habilidades para el afrontamiento y el apoyo social con el que cuenta. La vulnerabilidad aumenta
la probabilidad de una respuesta desadaptada ante el estrés.

 

Habilidades de afrontamiento

Las habilidades de afrontamiento, formas características para manejar las dificultades, tienen influencia en la manera en que identificamos y tratamos de resolver los problemas. Las personas que tienen un afrontamiento exitoso no sólo saben cómo hacer las cosas, sino que también saben cómo enfrentar las situaciones para las cuales no tienen una respuesta previa. Como consecuencia,
son menos vulnerables.


Las habilidades de afrontamiento que las personas poseen para  las experiencias de la vida (sus expectativas, temores, habilidades ydeseos) tienen influencia sobre la cantidad de estrés que sienten y cómo lo manejan. La experiencia y el éxito para manejar situaciones similares, la confianza en sí mismo con bases sólidas y la capacidad para permanecer tranquilos y “tener los pies sobre la tierra” en lugar de dejarse vencer cuando se enfrenta un problema, contribuyen a valorar en forma realista las situaciones y las respuestas que se les den. Estas características son un producto del desarrollo de la personalidad que, a su vez, está influido por las relaciones sociales.


Una respuesta informal y orientada hacia una tarea que se da ante una situación difícil, es casi siempre más eficaz que estar ansioso, enojado o a la defensiva. El fracaso para estar orientado hacia
una tarea puede suceder por varias razones. Quizás a una persona simplemente le falten los recursos para el afrontamiento que se necesitan para aplicar una estrategia informal. En ese caso, la situación
está más allá de su capacidad. También puede ser que ciertos elementos de la situación impidan que un individuo tenga una perspectiva constructiva de ésta. Por ejemplo, es probable que un hombre cuente con los recursos para el afrontamiento que se necesitan para ser asertivo ante otros hombres, pero no ante las mujeres.
Su vulnerabilidad con respecto de las mujeres quizá le evite quejarse cuando una mesera le da mal el cambio, en tanto que lo haría de inmediato si se tratara de otro hombre.

 

El proceso de afrontamiento


En el afrontamiento, las personas utilizan sus recursos personales para dominar un problema, vencer o evitar un obstáculo, contestar una pregunta o resolver un dilema. Distintas estrategias de afrontamiento son eficaces en los diferentes tipos de situaciones.

Distintas estrategias de afrontamiento son eficaces en los diferentes tipos de situaciones.
Por lo general, las personas que tienen un afrontamiento exitoso, cuentan con diversos recursos personales que incluyen las siguientes habilidades:



Fuente:

PSICOPATOLOGÍA
Psicología anormal: el problema
de la conducta inadaptada

IRWIN G. SARASON








martes, 11 de noviembre de 2014

Soledad y Desolación

 

 La soledad es la emancipación necesaria.

Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía, porque desde muy pequeñas y toda la vida se nos ha formado en el sentimiento de orfandad; porque se nos ha hecho profundamente dependientes de los demás y se nos ha hecho sentir que la soledad es negativa, alrededor de la cual hay toda clase de mitos.
Esta construcción se refuerza con expresiones como las siguientes ¿te vas a quedar solita?, ¿ Por qué tan solitas muchachas?- hasta cuando vamos muchas mujeres juntas-.  La construcción de la relación entre los géneros tiene muchas implicaciones y una de ellas es que las mujeres no estamos hechas para estar solas de los hombres, sino que el sosiego de las mujeres depende de la presencia de los hombres, aún cuando sea como recuerdo.
Esa capacidad construida en las mujeres de crearnos fetiches, guardando recuerdos materiales de los hombres para no sentirnos solas, es parte de lo que tiene que desmontarse. Una clave para hacer este proceso es diferenciar entre soledad y desolación. Estar desoladas es el resultado de sentir una pérdida irreparable. Y en el caso de muchas mujeres, la desolación sobreviene cada vez que nos quedamos solas, cuando alguien no llegó, o cuando llegó más tarde. Podemos sentir la desolación a cada instante.
Otro componente de la desolación y que es parte de la cultura de género de las mujeres es la educación fantástica par la esperanza. A la desolación la acompaña la esperanza: la esperanza de encontrar a alguien que nos quite el sentimiento de desolación. La soledad puede definirse como el tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios con nosotras mismas. La soledad es un espacio necesario para ejercer los derechos autónomos de la persona y para tener experiencias en las que no participan de manera directa otras personas.
Para enfrentar el miedo a la soledad tenemos que reparar la desolación en las mujeres y la única reparación posible es poner nuestro yo en el centro y convertir la soledad en un estado de bienestar de la persona. Para construir la autonomía necesitamos soledad y requerimos eliminar en la práctica concreta, los múltiples mecanismos que tenemos las mujeres para no estar solas. Demanda mucha disciplina no salir corriendo a ver a la amiga en el momento que nos quedamos solas.
La necesidad de contacto personal en estado de dependencia vital es una necesidad de apego. En el caso de las mujeres, para establecer una conexión de fusión con los otros, necesitamos entrar en contacto real, material, simbólico, visual, auditivo o de cualquier otro tipo.  La autonomía pasa por cortar esos cordones umbilicales y para lograrlo se requiere desarrollar la disciplina de no levantar el teléfono cuando se tiene angustia, miedo o una gran alegría porque no se sabe qué hacer con esos sentimientos, porque nos han enseñado que vivir la alegría es contársela a alguien, antes que gozarla. Para las mujeres, el placer existe sólo cuando es compartido porque el yo no legitima la experiencia; porque el yo no existe.
Es por todo esto que necesitamos hacer un conjunto de cambios prácticos en la vida cotidiana. Construimos autonomía cuando dejamos de mantener vínculos de fusión con los otros; cuando la soledad es ese espacio donde pueden pasarnos cosas tan interesantes que nos ponen a pensar. Pensar en soledad es una actividad intelectual distinta que pensar frente a otros.
Uno de los procesos más interesantes del pensamiento es hacer conexiones; conectar lo fragmentario y esto no es posible hacerlo si no es en soledad. Otra cosa que se hace en soledad y que funda la modernidad, es dudar. Cuando pensamos frente a los otros el pensamiento está comprometido con la defensa de nuestras ideas, cuando lo hacemos en soledad, podemos dudar. Si no dudamos no podemos ser autónomas porque lo que tenemos es pensamiento dogmático.
Para ser autónomas necesitamos desarrollar pensamiento crítico, abierto, flexible, en movimiento, que no aspira a construir verdades y esto significa hacer una revolución intelectual en las mujeres.  No hay autonomía sin revolucionar la manera de pensar y el contenido de los pensamientos. Si nos quedamos solas únicamente para pensar en los otros, haremos lo que sabemos hacer muy bien: evocar, rememorar, entrar en estados de nostalgia.
El gran cineasta soviético Andrei Tarkovski, en su película “Nostalgia” habla del dolor de lo perdido, de lo pasado, aquello que ya no se tiene. Las mujeres somos expertas en nostalgia y como parte de la cultura romántica se vuelve un atributo del género de las mujeres. El recordar es una experiencia de la vida, el problema es cuando en soledad usamos ese espacio para traer a los otros a nuestro presente, a nuestro centro, nostálgicamente. Se trata entonces de hacer de la soledad un espacio de desarrollo del pensamiento propio, de la afectividad, del erotismo y sexualidad propias.
En la subjetividad de las mujeres, la omnipotencia, la impotencia y el miedo actúan como diques que impiden desarrollar la autonomía, subjetiva y prácticamente. La autonomía requiere convertir la soledad en un estado placentero, de goce, de creatividad, con posiblidad de pensamiento, de duda, de meditación, de reflexión. Se trata de hacer de la soledad un espacio donde es posible romper el diálogo subjetivo interior con los otros y en el que realizamos fantasías de autonomía, de protagonismo pero de una gran dependencia y donde se dice todo lo que no se hace en la realidad, porque es un diálogo discursivo.
Necesitamos romper ese diálogo interior porque se vuelve sustitutivo de la acción ; porque es una fuga donde no hay realización vicaria de la persona porque lo que hace en la fantasía no lo hace en la práctica, y la persona queda contenta pensando que ya resolvió todo, pero no tiene los recursos reales, ni los desarrolla para salir de la vida subjetiva intrapsíquica al mundo de las relaciones sociales, que es donde se vive la autonomía.  Tenemos que deshacer el monólogo interior.
Tenemos que dejar de funcionar con fantasías del tipo: “le digo, me dice, le hago”. Se trata más bien de pensar “aquí estoy, qué pienso, qué quiero, hacia dónde, cómo, cuándo y por qué” que son preguntas vitales de la existencia. La soledad es un recurso metodológico imprescindible para construir la autonomía. Sin soledad no sólo nos quedaremos en la precocidad sino que no desarrollamos las habilidades del yo. La soledad puede ser vivida como metodología, como proceso de vida.
Tener momentos temporales de soledad en la vida cotidiana, momentos de aislamiento en relación con otras personas es fundamental. y se requiere disciplina para aislarse sistemáticamente en un proceso de búsqueda del estado de soledad.  Mirada como un estado del ser – la soledad ontológica – la soledad es un hecho presente en nuestra vida desde que nacemos. En el hecho de nacer hay un proceso de autonomía que al mismo tiempo, de inmediato se constituye en un proceso de dependencia.
Es posible comprender entonces, que la construcción de género en la mujeres anula algo que al nacer es parte del proceso de vivir. Al crecer en dependencia, por ese proceso de orfandad que se construye en las mujeres, se nos crea una necesidad irremediable de apego a los otros. El trato social en la vida cotidiana de las mujeres está construido para impedir la soledad. El trato que ideológicamente se da a la soledad y la construcción de género anulan la experiencia positiva de la soledad como parte de la experiencia humana de las mujeres.
Convertirnos en sujetas significa asumir que de veras estamos solas: Solas en la vida, solas en la existencia. Y asumir esto significa dejar de exigir a los demás que sean nuestros acompañantes en la existencia; dejar de conminar a los demás para que estén y vivan con nosotras.
Una demanda típicamente femenina es que nos “acompañen” pero es un pedido de acompañamiento de alguien que es débil, infantil, carenciada, incapaz de asumir su soledad. En la construcción de la autonomía se trata de reconocer que estamos solas y de construir la separación y distancia entre el yo y los otros.

 

Marcela Lagarde
 

viernes, 7 de noviembre de 2014

Autoconcepto

 

 

El autoconcepto son las representaciones mentales que los individuos tienen acerca de sí mismos. Al igual que las personas tienen representaciones de otras personas (p.ej., cómo son los adolescentes), lugares (cómo es la ciudad de Chicago) y sucesos (cómo es el carnaval de Nueva Orléans), también tienen representaciones mentales de sí mismas (cómo soy yo). El autoconcepto se construye a partir de las experiencias y de las reflexiones acerca de tales experiencias.
A fin de construir el autoconcepto, las personas prestan atención a la realimentación que reciben en sus actividades cotidianas y que revela sus atributos, características y preferencias personales. Los componentes básicos que las personas utilizan para construir y definir el sí mismo provienen de experiencias vitales específicas, como las siguientes:

• Durante una discusión de grupo, me sentí incómodo y cohibido.
• En el viaje escolar al zoológico, no hablé mucho.
• Durante el almuerzo, evité sentarme con los demás.
 • Durante el Maraton me senti muy bien.


En momentos de reflexión, las personas no recuerdan los cientos de experiencias vitales individuales. Más bien, agrupan estas experiencias para formarse conclusiones generales. Al paso del tiempo, las personas traducen la multitud de experiencias específicas en una representación general del sí mismo (p. ej., dada mi experiencia de cohibición en los grupos, en el zoológico y durante el almuerzo,
me percibo a mí mismo como “tímido”).
Es esta conclusión general (“soy tímido”), más que las experiencias específicas (en grupos, en el zoológico, durante el almuerzo), lo que la gente recuerda con facilidad y utiliza como componente fundamental para construir y definir su autoconcepto.


 Autoesquemas

Los autoesquemas son generalizaciones cognitivas acerca del sí mismo que son específicas a un dominio y que se aprenden de las experiencias pasadas ).
La generalización anterior acerca de ser tímido ejemplifica un autoesquema. Ser tímido es tanto específico del dominio (relaciones con otros), como aprendido a partir de experiencias pasadas (durante discusiones grupales,visitas escolares y conversaciones en la cafetería).
Ser tímido no representa el autoconcepto, pero sí representa al sí mismo en un dominio en particular: en las relaciones que uno tiene con los demás.

En el atletismo, un estudiante de nivel medio superior construye un autoesquema específico del dominio al analizar las experiencias de la semana y al recordar que llegó en último lugar en la carrera de cien metros, que abandonó un recorrido de una milla a causa del cansancio y sus repetidos choques contra la barra en la competencia de salto de altura. Sin embargo, en un dominio distinto, tal como la escuela, el mismo alumno tal vez recuerde su buena calificación en un examen, haber contestado todas las preguntas que planteó el maestro y que se haya aceptado uno de sus poemas para su publicación en el periódico escolar. A la larga, si las experiencias en atletismo y en la escuela son lo suficientemente consistentes y frecuentes, el estudiante generalizará un sí mismo que es, en gran parte, incompetente en atletismo, pero hábil en la escuela.
Estas generalizaciones (atléticamente inepto, intelectualmente superior) constituyen autoesquemas adicionales en distintos dominios.


 El autoconcepto es una colección de autoesquemas específicos en diferentes dominios. Los autoesquemas que se incluyan en la definición del autoconcepto serán aquellos correspondientes a los dominios vitales que le sean más importantes a la persona .

Por ejemplo, los principales dominios vitales durante la infancia temprana incluyen en forma típica competencia cognitiva, competencia física, aceptación de los pares y comportamiento conductual .

En la adolescencia, los dominios vitales de mayor importancia por lo general incluyen la competencia escolar, la competencia atlética, la apariencia física, la aceptación de los pares, las amistades cercanas, las relaciones románticas, las relaciones con los padres, la moralidad y el sentido del humor.
Lo que muestra esta enumeración de principales dominios vitales es el rango de autoesquemas que cualquier persona individual tiene mayor probabilidad de poseer en distintas etapas de su ciclo vital. Los dominios vitales específicos varían de persona a persona, pero éstos ilustran la típica estructura del autoconcepto según la edad .


Propiedades motivacionales de los autoesquemas



Los autoesquemas generan motivación de dos maneras.
Primero, los autoesquemas, una vez formados, dirigen el comportamiento del individuo en formas que evocan una realimentación consistente con los autoesquemas establecidos; es decir, a causa de que la persona se considera tímida, dirigirá sus conductas futuras en dominios interpersonales que produzcan la realimentación que confirme su opinión acerca de su timidez. Las personas tímidas se comportan de maneras tímidas y así reciben la realimentación social de que son tímidas, del mismo modo que las personas graciosas se comportan de forma graciosa y reciben la realimentación social que confirme que lo son. Esto es así porque los autoesquemas dirigen la conducta en formas que confirmen nuestra propia opinión establecida. En contraste, la realimentación que sea inconsistente con el autoesquema establecido producirá una tensión motivacional. En pocas palabras, cuando las personas se comportan en formas consistentes con sus autoesquemas, experimentan alivio a causa de la consistencia y la confirmación propia; cuando se comportan en formas inconsistentes con el autoesquema, experimentan tensión a causa de la inconsistencia y la falta de confirmación
propia.
La idea básica tras la consistencia de los autoesquemas es que si a la persona se le dice que es introvertida cuando cree que es extravertida, tal realimentación contradictoria generará una tensión motivacional; la tensión motiva  al sí mismo a restaurar la consistencia. Un extravertido que recibe la noticia de que es introvertido, dirige su comportamiento hacia la comprobación de que en realidad es extravertido.
Así, las personas se comportan en formas consistentes con sus autoesquemas para evitar sentir una tensión motivacional aversiva. Si la prevención no funciona, entonces las personas se comportarán en formas que restauren la consistencia con sus autoesquemas.
Segundo, los autoesquemas generan la motivación para dirigir al sí mismo actual hacia el sí mismo futuro deseado. De manera muy similar al proceso de creación de discrepancias en el establecimiento de metas , un sí mismo ideal posible inicia la conducta dirigida a la meta. Así, el estudiante que quiere convertirse en actor inicia las acciones que considere necesarias para llevar al sí mismo de ser un “estudiante” a convertirse en “actor”.

Ser estudiante” constituye el sí mismo actual, mientras que ser “actor” constituye el sí mismo ideal.
La búsqueda de sí mismos ideales posibles es un proceso motivacional fundamentalmente diferente al de empeñarse por conservar una opinión propia consistente.
La búsqueda de sí mismos potenciales es un proceso de establecimiento de metas que invita al desarrollo del autoconcepto (véase la sección “Sí mismos potenciales”), mientras que la búsqueda de una opinión propia consistente es un proceso de verificación que preserva la estabilidad del autoconcepto (Un “Sí mismo consistente”).



Johnmarshall Reeve











jueves, 6 de noviembre de 2014

Establecimiento de metas y esfuerzo para alcanzar las metas

 


El espejo no miente. Estos últimos días su espejo le ha estado diciendo que ha aumentado unos cuantos kilos. Decide que es momento de perder cinco kilos para volver a estar en forma. Quiere tomar medidas, pero ¿qué debe hacer? ¿Cuándo? ¿Cómo?
Trotar parece sensato, así que empieza a hacerlo. Al principio, trotar es algo nuevo e incluso divertido, porque le agrada estar en exteriores y tener una sensación de logro. Pasa una semana, pero usted no pierde mucho peso. Comienza a preguntarse cuánto ejercicio es suficiente. Pasa otra semana y aumentan las presiones de la vida diaria que compiten por su tiempo y atención. Cada día le resulta más difícil encontrar el tiempo y movilizar la energía suficiente para ejercitarse; luego de un mes de un progreso mediocre, decide dejar de trotar.
Un mes después, mientras pasea por una tienda, se encuentra con un podómetro, que es un instrumento como del tamaño de un reloj de bolsillo que se fija con una pinza a su cinturón. Su función es llevar la cuenta de los pasos que usted da durante el día. Según el empaque, menos de
5 000 pasos significan que es sedentario. Cerca de 9 000 pasos significan que está bastante activo. Para perder peso, necesitaría dar cuando menos 12 000 pasos al día.
Ahora ya tiene una meta. Ya no se trata sólo de hacer lo mejor posible, ahora caminará 12 000 pasos
por día. Despierta al día siguiente con la firme idea de dar esos 12 000 pasos, pero para su horario y sus pies unos 9 000 pasos ya son suficientes. Debido a que no puede llegar a los 12 000 pasos, decide crear estrategias para aumentar la caminata (p. ej., dar 200 pasos alrededor de su departamento cada dos o tres horas, dar una vuelta al centro comercial antes de comenzar sus compras). Para el final de la tercera semana, está caminando 12 000 pasos y siente ese brillo abrigador del logro. Después de un mes, audazmente decide dar 15 000 pasos por día. Ahora tiene una nueva meta. Requerirá más esfuerzo, más persistencia y una mejoría en la estrategia de ejercicio. Pero debido a que ya logró su meta anterior y que su vigor ha aumentado, se siente capaz de un cambio de estilo de vida. El ahínco ha reemplazado a la apatía.

Otro programa de pérdida de peso ilustra estos mismos procesos motivacionales. Hacer dieta es una
tarea tan ambigua como hacer ejercicio, ¿cuánto puedo comer? ¿Mi meta es suficientemente alta como para funcionar? ¿Cómo sé si estoy logrando algún progreso? Para traducir las metas generales y de largo plazo de una dieta en acciones específicas diarias, este popular programa dietético recomienda que cada persona consuma alimentos dentro de un rango de puntos diarios, dependiendo del peso actual de la persona. Por ejemplo, una meta de puntos diarios de una persona que pese 82 kilogramos podría ser entre 22 y 27 puntos. El rango de puntos diarios es importante porque todos los alimentos tienen un valor en puntos, dependiendo del número de calorías, gramos de grasa y gramos de fibra de la comida (p. ej.,dos hot cakes = 6 puntos). La idea principal es que la persona comienza cada día con una meta dentro de un rango de puntos. Esa persona debe planear sus opciones alimenticias para comer cuando menos el número mínimo de puntos (para mantener su metabolismo) pero no más del número máximo de puntos (para perder peso). La actividad diaria vigorosa (ejercicio) puede aumentar el rango de puntos diarios. La idea no es enfocarse en una dieta ambigua o vaga sino, más bien, en una meta difícil y específica, llevando cuenta minuciosa de los puntos de los alimentos consumidos y lograr esa meta cada día.



Johnmarshall Reeve

martes, 4 de noviembre de 2014


Valoración Y Otorgamiento..

 


Realmente no se...yo no veo al amor como un objeto, más bien yo lo veo como una actitud, como una manera de valorar algo. Como una respuesta afirmativa hacia "El objeto de amor". El amor siempre afirma la bondad de ese objeto de un modo bastante especial Algunas gentes dicen que el Amor busca lo que es valioso en lo amado. Otras dicen que el Amor crea el valor en la medida en que hace de lo amado algo objetivamente valioso en algún aspecto.
Pero bueno....para no enredarnos con palabras, ya que a veces la palabra "Amor" significa un gran gusto, como cuando alguien dice que le gusta lo que está comiendo. Otras tantas significa un deseo obsesivo, como cuando un neurótico cuenta que no puede controlar sus sentimientos por una mujer. Supongo que en estos casos como en otros similares, la palabra no afirma la bondad del objeto. Gustar mucho de algo no es lo mismo que considerarlo bueno, y el objeto de un deseo obsesivo puede resultar atractivo precisamente porque se percibe como malo. Supongo que estas maneras de entender el Amor son únicamente periféricos al concepto del Amor (que es una respuesta positiva hacia el objeto que se ama).
En la manera en que amamos a alguien, se encuentra implícito un acto de estimación, de anhelo, de que algo nos importa realmente.
¿Pero que es valorar o Evaluar?
Pensemos en que hace una persona cuando tasa el precio de una casa. Comúnmente establece diversos datos (si se trata de un buen comprador): el tamaño del edificio, su estado físico, el costo de las reparaciones si las hubiera quehacer, su cercanía a escuelas y centros de abasto, entretenimiento, vías de comunicación etc. Después, esa persona procede a sopesar todos esos datos de acuerdo a la importancia que ellos tengan para una hipotética sociedad de compradores potenciales. A los expertos en esta actividad se les denomina tasadores y la actividad propiamente dicha es una tasación o apreciación a través de la cual trata de encontrar un valor objetivo que las cosas tienen en relación con una u otra comunidad de intereses humanos. De alguna manera ese valor es "objetivo" por qué, si bien existe solo en la medida de que hay personas a las que les interesa la casa, la estimación es susceptible de una verificación pública. Y en tanto coincidan acerca de las circunstancias. Todos los evaluadores honestos tendrían que llegar a una estimación similar, independientemente de sus propias percepciones de la casa en particular.
Imaginemos ahora que la persona que establece el precio no es un tasador sino un comprador en potencia. El precio que este establezca no coincidirá necesariamente con el del tasador por que el posible comprador va más allá de la estimación del valor objetivo, ya que decide lo que la casa vale para él. En la medida en que sus preferencias difieren de las de otras personas, la casa tendría para él un valor diferente. Con la introducción de esos aspectos creo que se puede relacionar al objeto con los intereses particulares e idiosincráticos de una sola persona, sus gustos, sus necesidades, sus exigencias, sus deseos. En último término, todo valor objetivo depende de intereses de esta clase. La comunidad de compradores cuyas inclinaciones el tasador ha de de calibrar, es únicamente una clase de individuos. El tasador meramente predice lo que es probable que cada uno de ellos pague por la casa.
Al mismo tiempo, cada comprador ha de tener algo de tasador porque ha de tener al menos una idea aproximada del precio que otros compradores adjudicaran a la casa. Además cada persona ha de ponderar y, por lo tanto, apreciar la importancia relativa de sus propios intereses particulares y ha de estimar si la casa puede satisfacerlos. En principio, esos juicios son verificables. También son susceptibles de error, por ejemplo, cuando alguien cree que algunos deseos le importan más de lo que le importan en realidad, o cuando espera obtener mayores beneficios de un objeto de los que este le puede proporcionar. A la decisión de lo que algo vale para uno mismo la podemos denominar "apreciación individual" y difiere de lo que hace el tasador ya que aquella determina un valor puramente individual, opuesto a cualquier valor objetivo.
Ahora con todo lo anterior en mente, yo pienso que el amor crea un nuevo valor, que no es reductible al valor individual u objetivo que algo también pueda tener. A este tipo ulterior de valoración se le llama otorgamiento. El valor individual y objetivo depende de la capacidad que tenga un objeto de satisfacer intereses previos, necesidades, deseos, exigencias, o cualquier cosa que nos motive hacia un objeto y no hacia otro. El valor otorgado es diferente y se crea mediante la relación afirmativa misma, mediante el propio acto de responder favorablemente, concediendo a un objeto una importancia emocional que lo impregna todo, al margen de la capacidad que ese objeto tenga de satisfacer nuestros intereses. En este caso no tiene sentido hablar de verificabilidad y , aunque el otorgamiento muchas veces puede ser ofensivo, improcedente y hasta inmoral, no puede ser erróneo de la manera en que una apreciación podría serlo. En el aspecto que contemplo, es únicamente la valoración la que crea el valor.
Tal vez si pensamos en lo que sucede cuando a alguien le llega a gustar la casa que ha comprado. Además de ser algo para usar, algo que gratifica deseos previos, adquiere un valor especial para esa persona. Ahora es su casa y no simplemente una posesión o un cobijo, sino algo que le importa, una parte de su vida afectiva. Claro que también nos importan los objetos de mera utilidad. Los necesitamos por los beneficios que nos proporcionan. Pero en el proceso de amar, las personas establecen otro tipo de relación. El objeto se vuelve un foco de atención y es probable que en un objeto de compromiso personal. Por simplemente involucrarse de ese modo, la persona otorga un valor a la casa quede este modo, la persona otorga un valor a la casa que no hubiera podido tener de otra manera.
Podríamos decir que el propietario de la casa actúa como si la casa fuera valiosa "por si misma" y en cierto lo es porque el valor que el propietario otorga no depende de la capacidad que tenga la casa de satisfacer. No es que el Amor necesite disminuir esa capacidad. Al contrario, es frecuente que la aumente, proporcionando oportunidades de disfrutar que hubieran sido imposibles sin el vínculo peculiar en que el otorgamiento consiste. Como le importa la casa, la persona puede encontrar modos nuevos y más satisfactorios de vivir en ella. Y a su vez, el objeto consigue una especie de autonomía. La casa adquiere una presencia y alcanza una dignidad. Expresando demandas y pudiendo acaso llegar a parecer que tiene una personalidad, con necesidades propias. Al complacer esas necesidades (restaurándola y arreglándola) puede que el propietario de la casa no se guíe por ninguna otra consideración.
Algo similar sucede en el amor entre los seres humanos. También las personas pueden ser objeto de apreciación y se puede llegar a valorarlas más allá de la apreciación de uno.
Cuando decimos que una mujer es bella o que un hombre es guapo, o que un hombre o una mujer es bueno en algún otro aspecto, adscribimos un valor objetivo. Esta será siempre una función de alguna comunidad de intereses humanos, aunque podamos tener dificultad en especificar cuál. En todas las comunidades las personas tienen un valor individual unas para otras. Somos medios para las satisfacciones unos de otros y nos evaluamos constantemente unos a otros basándonos en nuestros intereses individuales. Por muy sutilmente que lo hagamos, siempre estamos poniéndonos precio unos a otros y a nosotros mismos. Pero también otorgamos valor a manera de amor. Entonces respondemos al otro como algo que no puede ser reducido a cualquier sistema de apreciación. El que ama adquiere un interés en el otro como persona y no simplemente como mercancía, lo cual también puede serlo (me refiero al que ama como hombre y a lo amado como mujer, por supuesto que puede ser al revés, pero así simplifico gramaticalmente). El otorga importancia a las necesidades de ella y a los deseos de ella, aun cuando estos no favorezcan la satisfacción de los suyos propios. Cualquiera que sea la personalidad de ella, él le confiere un valor que no tendría al margen de la actitud amorosa de él. En relación con el amante, la persona amada se ha vuelto valiosa por sí misma.
Así pues, cuando las personas aman, se otorgan valor unas a otras por encima y más allá de su valor objetivo e individual.

La reciprocidad del amor tiene lugar cuando cada uno de los participantes recibe un valor otorgado a la vez que se lo otorga al otro. Siempre se ha re conocido que la reciprocidad es un resultado deseado del amor. Sin embargo, como esto no necesariamente ocurre, yo defino al amante como aquel que otorga el valor y a la amada como aquella que lo recibe. El amante hace valiosa a la amada ligándose a ella y comprometiéndose. Aun cuando puede que ella satisfaga sus necesidades, él se niega a utilizarla como un simple instrumento. Amar a alguien como persona es desearla a causa de los valores que la apreciación pueda descubrir y, pese a ello, situar el propio deseo en un contexto que afirma la importancia que ella tiene con independencia de esos valores..Eventualmente, puede que la amada ya no nos importe como alguien útil y, al tratarla como un fin, podemos pensar únicamente en cómo podemos serle útiles a ella. Aun así, somos nosotros los que pensamos, actuamos y damos esa respuesta afirmativa. Es solo en relación con nuestro otorgamiento que la otra persona goza del tipo de valor que el amor crea.

Cuando digo que el amor otorga valor, no me estoy refiriendo al hecho de que los amantes derraman cosas buenas sobre las personas a las que aman. A veces los regalos pueden simbolizar amor, pero nunca prueban la existencia del mismo. Amar no es sinónimo de dar. Además que cuando decimos que el amante se entrega es algo equivoco. El amor no es necesariamente auto sacrificio. Cuando digo que el amante responde afirmativamente a su amada, el amante crea algo y no pierde necesariamente algo en el. Otorgar valor es aumentar el propio ser así como el de la persona amada. El otorgamiento genera una nueva sociedad por la pura fuerza del vínculo emocional, una sociedad que hace posible que los amantes desechen muchas de las convenciones que por lo común los hubiera separado. Pero esa intimidad es solo uno de los criterios mediante los que se puede identificar el otorgamiento.
El otorgamiento de valor se manifiesta se manifiesta de muchas maneras diferentes. y no todas ellas tienen que tener lugar siempre al mismo tiempo o con igual fuerza: por la preocupación acerca de las necesidades y de los intereses de la persona amada, por el deseo de favorecerla o protegerla, por deleitarse con los logros de ella, alentando su independencia sin dejar de aceptar y sostener su dependencia, por el respeto a su individualidad, dándole placer y compartiendo placeres con ella, alegrándose cuando ella está presente y entristeciéndose cuando se encuentra ausente, compartiendo ideas y emociones con ella, simpatizando con su debilidad y dependiendo de su fuerza, mediante la elaboración de metas comunes, permitiendo que ella se convierta en una segunda naturaleza para el (sus sonrisas, enojos y altibajos), mediante la necesidad de compartir amistades, por el deseo mutuo de tener hijos que puedan perpetuar el mutuo amor que se tienen. Ninguna de estas actitudes es necesaria ni suficiente, pero cuando ocurren nos dan razón para pensar que ha tenido lugar un acto de otorgamiento.

Mediante el otorgamiento, los amantes tienen una vida junta. El amante confiere a la persona amada el tributo de expresar los sentimientos de él respondiendo a los de ella. Si él envía a su amada regalos, este gesto significara que el aprecia lo que ella estima; si él se sacrifica por ella, significa cuanto le importa su bienestar. Es como si el anunciara que lo que es auténtico para ella también lo es para él. El amante otorga a la escueta personalidad de la amada una trama de valor que emana de él, pero que está dirigida a ella. Los amantes se detienen en atributos que habrían podido pasar inadvertidos. Ya sea sensual o cortes, apasionada o serena, brisca o tierna, la respuesta del amante es ferviente de manera variable, pero gratuita de manera constante. Esa respuesta dignifica a la persona amada tratándola como alguien, con todo el énfasis que implica.
Aunque independientemente de nuestras necesidades, la persona amada también es el objeto significante de nuestra atención. Nos mostramos receptivos a las peculiaridades de ella en la medida en que estamos dispuestos a responder a ellas. La respuesta es en sí misma una especie de afirmación, aun cuando emita emociones desagradables como la ira y los celo, que no tienen que serán antitéticas al amor, sino que incluso pueden ser signos de él. Solo cuando rechazamos a la otra persona, reduciéndola a nada o expresando indiferencia, el amor desaparece por qué entonces, en vez de estar otorgando valor, lo retiramos.
Pero, es frecuente que se dé una confusión entre otorgamiento y apreciación, tal vez porque ambos son tipos de valoración. El amor se relaciona con ambos, que se entrelazan en él. Si no apreciamos no podemos otorgar un valor que trascienda la apreciación, y sin otorgamiento no habría amor. Se puede hablar de amantes que se aceptan tal como son, pero esto no significa una sumisión ciega. En el amor atendemos a la persona amada, en el sentido de que respondemos a lo que ella es. Para que el esfuerzo prospere, tiene que ir acompañado de apreciaciones justificables, tanto objetivas como individuales. La belleza y la bondad objetiva de su amada deleitaran al amante, así como sus deficiencias de su amada le trastornaran. En ella, como en cualquier otro ser humano, estas propiedades son importantes ¿Cómo va a saber el amante que son sin un sistema de apreciaciones? ¿O cómo ayudar a la persona amada a que reconozca sus potencialidades, suponiendo que eso es lo que ella quiere? por supuesto que al amar a alguien, al otorgarle valor, el amante siempre "acentúa lo positivo" en la amada sufriendo un involucramiento personal que un espectador desinteresado no sentiría. De alguna forma estaría íntimamente concernido sobre el aumento de las virtudes y la disminución de los vicios de la amada. Pero nada de lo anterior sería posible sin apreciaciones objetivas.
El papel que desempeña la apreciación individual es aún más importante. La persona a la que amamos en general satisface nuestras necesidades y deseos, y eso sucede sin que ninguno de nosotros se dé cuenta de la plena dimensión de esas satisfacciones. Además, es probable que todo valor individual este basado de algún modo en efectos inconscientes. Si esto es así, la experiencia que tenemos de otra persona abarca una red amplia de evaluaciones personales que están en proceso continuo y son accesibles a la conciencia. Nuestros intereses son gratificados o se frustran a cada momento, se realizan o desmoronan, se fortalecen o debilitan en relación con la otra persona. El valor individual raras veces es estable. Cambia de acuerdo con el éxito o el fracaso en obtenerlo que queremos y, a medida que eso sucede, cambia también la percepción que tengamos de la persona amada. Aunque el amante otorga valor al ser amado en tanto persona aparte y autónoma, ella siempre será una persona en la experiencia de él, una persona a la que necesita y que lo puede necesitar, una persona cuya naturaleza misma puede llegar a ajustarse a sus inclinaciones y viceversa. Es probable que la actitud amorosa abarque más o menos, apreciaciones individuales que cualquier otra.
Para la gente de sentido común, es muy desconcertante que el amor no se limite a algún valor precedente en el objeto. La idea va contra nuestras maneras intencionales de pensar, Si lo que quiero es beber buen tequila lo mejor es consumir uno 100 % de agave que otro que no lo sea. Mi elección esta dictaminada por una bondad objetiva en el champaña francés. Si en vez de ello, lo que deseo es economizar, actúo con sensatez si escojo la bebida más económica. Actuamos así cuando nos valemos de medios intencionales para conseguir una buena vida, que cubre una parte importante de nuestra existencia. Pero el amor, a diferencia del deseo, no es totalmente intencional. Dentro de la estructura total de la vida humana, puede servir de lubricante para actitudes intencionales, promoviendo sus objetivos a través de nuevos intereses que prometen nuevas satisfacciones.. Pero al crear valor, al otorgarlo pródigamente, el amor introduce un elemento de riesgo en la economía. Las actitudes intencionales son seguras, salvaguardadas, como el dinero en el banco. La actitud amorosa es especuladora y siempre peligrosa. El amor no es práctico y a veces bordea la locura. Tomamos nuestra vida en nuestras manos cuando permitimos que el amor se entrometa en nuestras costumbres intencionales. Sin amor, la vida no valdría la pena ser vivida, pero sin intencionalidad, no habría vida.

Irving Singer.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Dices Axioma


y deviene
tu vientre
lúdico
cierto
fuente de justicia
entonces
tu cadera se mueve
verdad irrefutable
sobre mi cadera
permeando el sonido del amor
en ese instante
evoco
la tautología
conjugada
en una tabla de verdad
tu cuerpo con el mío
en cualquier mundo posible
es verdad
si
la costura de tu pelvis
sediciosa
alumbrada
unida
a la costura de mi tacto
recién creado
y sólo si
te quitas los lentes
te desnudas
al ritmo del lenguaje informal
que hablan todas mis vértebras
entonces
muda
erudita moderna
no sé
si morderte
o continuar
esta teoría de conjuntos.
Web..

Individual y satisfecho: Aprender a vivir la vida dentro o fuera de la relación.

 

 

 

 

Los seres humanos somos criaturas sociales. Nos esforzamos en la conexión, interacción, y los vinculos con los demás. Como los bebés, estamos conectados de inmediato e íntimamente a nuestras madres, y a nuestros padres u otros adultos de crianza.Como los niños, buscamos a nuestros primeros compañeros de juego tan pronto como somos capaces de identificarlos . 
 La aceptación social con nuestro grupo de pares es clave para nuestra autoestima cuando estamos en edad escolar, y durante toda la infancia. Cuando las hormonas comienzan a surtir efectocuando somos preadolescentes y adolescentes, la búsqueda de las relaciones románticas se convierte en un foco central.
En nuestra adolescencia y a principios de los veinte años , en la occidental moderna cultura , es natural  comenzar a pensar en encontrar un compañero de vida. Algunos adultos jóvenes han encontrado "al buscado", (o al menos la persona que piensan que es "el elegido") en el momento en que se gradúen de la escuela secundaria. Muchos más lo han hecho en el momento en que se gradúen de la universidad, o en torno a la edad de 22 años.
Por otra parte, muchos de ellos no lo tienen! De hecho, más y más personas se están enfocando menos en las relaciones a largo plazo en la universidad y más en la amistad y la carrera. La edad media del matrimonio en nuestra cultura continúa consiguiendo haciendose más vieja, y muchos están esperando hasta los 30 años de edad para establecerse. De hecho, en los últimos 20 años, tanto hombres como mujeres han mostrado un aumento considerable en la edad al matrimonio. Los hombres tienen ahora, en promedio, 26,8 cuando se casan, que es dos años mayor que la edad media de matrimonio para los hombres en 1980. Las mujeres a los 25,1, que es tres años mayor, en promedio, ahora, que la edad media del matrimonio en 1980.
Sin embargo, muchos se están instalando en el compromiso sin matrimonio, y todavía hay a menudo un sentido de urgencia sobre la búsqueda de un compañero, un compañero de vida, y tal vez iniciar una familia , especialmente entre las mujeres jóvenes. No es el "reloj biológico" a tener en cuenta para aquellos que lo hacen para tener a los niños, que puede comenzar a marcarse notablemente en algún momento a mediados de los años veinte. Incluso para los hombres, hay una presión, tal vez a una edad un poco mayor, de crecer, ser responsable, y encontrar una compañera de vida.
Cuando somos  adultos jovenes, vendrá el tiempo para usted cuando muchos de sus amigos están en relaciones comprometidas, que viven juntas, o ya estan por casarse. ¿Qué pasa si usted está todavía sigue soltera? ¿Qué pasa si la relación que tenía en la escuela secundaria o la universidad no terminó en el compromiso como usted había esperado originalmente? ¿Qué pasa si usted es 24, 28, o incluso 30 años de edad y no está en una relación, o en una relacion insatisfactoria que parece conducirla  a ninguna parte? ¿El viejo adagio, "Siempre la dama de honor, nunca la novia" parece como su lema? ¿Es usted uno de los pocos solteros verdaderos dejados en las despedidas de soltero? ¿Sientes que tienes que estar en una relación que se considera normal o para sentirse bien consigo mismo ? ¿Te mantienes en una relación sólo para evitar ser soltero y solo? Alternativamente,  evitas las relaciones, porque le tienes miedo al compromiso y te resulta difícil confiar en la gente?
Tal vez usted es una de esas personas que están casi siempre en una relación (una tras otra), porque tienes miedo de hacer las cosas sin una pareja, o siente que puede ser dejado solo en casa en un viernes por la noche, si usted no tiene un compañero. Tu puedes conformarte con relaciones insatisfactorias sólo para tener una relación y evitar la sensación de  aislamiento .
Por otro lado, es posible que seas alguien que es temeroso de las relaciones y citas, por lo que evitas situaciones en las que la gente podría estar buscando  atraer a alguien. Tú te quedas en casa, o tímido lejos de las personas que puedan estar interesados ​​en ti porque tu  confías  en conocer de  otras formas a otros , y tienes miedo de la intimidad (psicologica) . 
Tal vez tu eres el tipo que es amigo de todos, pero los demás no te ven como material de relación. Siempre te estás dando, pero no mirado para conseguir que correspondan con tus propias necesidades. Por lo tanto, los demás no te toman en serio como alguien que está buscando una conexión más profunda. Tal vez tu eres el tipo que está constantemente esperando la próxima fecha, o la siguiente nueva persona para conocer , para que sea tu alma gemela. Intenta ir inmediatamente  una profunda conexión, si la otra persona es el adecuado para usted o no. Tu te mueves demasiado rápido y demasiado intensamente y, a menudo asustas y alejas a las otras personas .
Sea cual sea tu situación, es crucial que mirar lo que estas pasando solo tiene significado para ti. No hay nada inherentemente malo en ser sin pareja, y no hay nada inherentemente bueno el estar en una relación. Es posible tener una vida plena y feliz como una sola persona, y es obvio que muchas parejas no están contentas, como lo demuestra la alta tasa de divorcio y el número de disputas internas. Sin embargo, dada nuestra naturaleza social, es común estar en  una relación y de querer asentarse finalmente con alguien. 

Encontrar a la persona adecuada para este tipo de unión no puede ser programado o planificado.
La clave para establecer una relación sana y feliz es amarse a sí mismo como una única y autónomo ser humano en primer lugar; luego buscar la relación, sólo añadir a la riqueza de la vida de uno, no para completarse uno mismo como persona. Deje tiempo para conocerse plenamente a sí mismo, de modo que usted no se absorba en una relación, como un camaleón que simplemente se ajusta a lo que sea o quien sea su alrededor / ella. Sientase cómodo con usted mismo y su soledad. En última instancia, cada uno de nosotros está solo.Ninguna otra persona puede conocernos plenamente y entendernos o quitar nuestra soledad existencial. Claro, estar en una relación puede mantener a raya a la soledad, pero al final,a todos nos vienen a la comprensión de que nadie más puede sentir nuestro dolor, pensar nuestros pensamientos, o llevar a todas nuestras cargas.
Sentirse cómodo con uno mismo significa estar en paz con la soledad. Significa no necesitar siempre alguien para entendernos, ni siempre ceder a esa necesidad de la compañía del otro para hacernos sentir seguros o en paz. Significa no contar con una persona, o incluso varios, para quitar sentimientos difíciles o negativas, como la tristeza, la ira o el dolor. El entrar en una relación en un estado de independencia permitirá a la relación agregar significado y profundidad a tu vida. Por el contrario, si se introduce una relación por necesitar a alguien para sostenerte, quitarte tu soledad, apaciguar tus resentimientos, o para hacerte sentir completa, la relación  seguro se doblara en el  tiempo y se rompera bajo la presión. Entonces tu no sólo tendrás una autoestima y soledad en crisis para hacer frente a la angustia.
Si tu estás luchando con tu soltería, empieza a mirar a las razones de tu angustia.
¿Tienes miedo a la soledad? Tal vez usted se siente inseguro acerca de sí mismo o tiene un sentido poco desarrollado de sí mismo. En otras palabras, usted no puede conocerse a sí mismo lo suficientemente bien como para saber que usted está en una relación, y lo que quiere de una relación. También puede suponer que ya que a veces estamos solos, que hay algo mal con usted. Así que intenta desesperadamente de evitar estar solo, para no tener que enfrentar este miedo de pensar que  de alguna manera somos inadecuados o indignos de la compañía de los demás.
¿Tienes usted miedo de la intimidad? Para algunas personas, acercarse demasiado a otra persona es tan temible como, o incluso más miedo que, al no tener uno para acercarse a ella en absoluto. Si este es el caso para usted, es posible que tenga que buscar en el modelo de relaciones que tenía en su familia cuando era niño. ¿Hubo abuso ,  distancia, o conflicto intenso? ¿Ha usted, usted mismo, ha abusado, dejando cicatrices cuando alguien trata de acercarse a usted?
¿ Usted carece de conciencia de sí mismo? ¿Sientes que no estás seguro de lo que te hace feliz hasta que te topas con éllo? ¿Pasas la mayor parte de tu tiempo con otros tratando de asegurarse de que son felices para que ellos se queden? ¿Eres siempre tan amable con los demás que no te tomas el tiempo para darte cuenta de que tu también tiene necesidades? Otros probablemente lo ven como una buena persona y un buen amigo, pero ellos no te ven como alguien que pueden conectarse profundamente con, porque usted no está presente en su conjunto y ser independiente, sino más bien como una extensión del otro. Tal vez como un niño, usted vivió con un padre exigente, ya sea narcisista o posiblemente adicto a una sustancia. Ha aprendido a satisfacer sus necesidades, a costa de su propia valia .
¿Tiene poca fe en el proceso de la vida? ¿Te preocupa que la vida va a pasar por ti? Tus amigos tendrán relaciones de pareja y  niños, y tu te mantendrás solterona.  
Recuerda que la vida se desarrolla a su propio ritmo, y corriendo tras ella no te traerá la  felicidad. Puede abrirse a la posibilidad de una relación e incluso buscar a las personas , pero no se puede hacer que la relaciónes en tu  vida ocurriran en su calendario. Algunas personas se casan simplemente porque quieren casarse, y con frecuencia estos matrimonios terminan en divorcio. Confía en que la vida tiene cosas buenas para ti si  va sobre ser uno mismo y disfruta de la vida, si eres soltero o no.
Estar solo y satisfecho o salir de una relación no saludable toma coraje .
Fuente: Good Therapy.